Uff como costo tomar la decisión! De hecho hasta tiramos la moneda y me acordé de la frase que dice: cuando dudes algo tira una moneda, cuando la moneda este en el aire vas a desear
que caiga de algún lado.
- Sol con la casa, numero sin la casa. Después confirmamos que los dos queríamos con la
casa! Pero salió numero.

Igualmente cuando estabamos viendo si tirábamos otra vez la moneda (para que saliera la casa), llega un mail de un contacto de couchsurfing diciendo que nos puede alojar en el valle sagrado. Stephano nos cuenta que su casa es pequeña pero que tiene carpa con colchoneta y bolsas de dormir, que podemos usar su cocina, baño y que nos esperan con mucho gusto. Que mejor que leer eso?
Listo. Decidido. Si bien nos cuesta dejar la casa, sabemos que para el auto va a ser mejor y para nosotros será una nueva experiencia.
La casa rodante queda en Arequipa, en la escuela Acuarela del Sol donde hemos pasado unos días hermosos. Así que sabemos que estará bien cuidada.
Emprendemos el camino a Puno y pronto nos damos cuenta que fue mejor dejar la casita. Al auto le cuesta un poco la ruta en la altura y para colmo por momentos llueve con intensidad y
hay que ir mas lentos. Con la casa no hubiéramos llegado esa noche a Puno.
En Puno debíamos dedicarnos a recuperar algo de dinero. Así que el primer día fuimos a buscar lugares donde poder vender las artesanías.
Fueron dos días que los dedicamos a vender y recorrer un poco Puno. Almorzamos en el Mercado Central, los menúes estaban a 5 soles. La verdad que nosotros con 3 estamos bien porque los chicos no comen toda la sopa que es el primer plato que sirven. Preguntamos si nos hacían descuento por 3 y una señora nos dejo el menú a S./4. Ahí almorzamos los dos días que estuvimos en Puno.
El tercer día decidimos seguir viaje hacia Cusco. Era sábado y si bien Stephano podía alojarnos recién el lunes, salimos a la ruta viendo donde nos íbamos a quedar en el camino.
Compramos pan, queso y agua para el viaje y emprendimos el tan esperado viaje a Cusco. El paisaje cada vez se ponía mas lindo. Avanzábamos con esa sensación de plenitud que transmiten los paisajes verdes de sierras y valles. No queríamos viajar de noche porque
teníamos la idea de no perdernos nada, así que iban pasando los pueblos e íbamos viendo si había carteles de alojamiento.

Lo mejor va a ser – propongo – preguntar a alguien del lugar.
En un pueblo bien chiquito que se llama Comunidad Picchu a unos 4500 msnm y donde el frio se empieza a notar decidimos preguntar. Justo paramos en un lugar que parecía ser como un centro comunitario. Me acerque y le pregunté a una chica que estaba ahí, si sabia de alguien que tuviera hospedaje. Me dijo que ella nos podía hospedar.

Si íbamos a dormir en colchones en el piso no podía ser muy caro. Empezamos en 30 soles y terminamos en 10!!!. Estábamos alto así que comenzaba a hacer frío. Cuando trajeron los
colchones pensé…q noche difícil será! Jajaja. Eran bastantes finitos pero nos dieron un montón de frazadas. Pudimos cocinar algo y así nos despedimos hasta el otro día de nuestros nuevos anfitriones.
Como a las 6 de la mañana entran a la habitación para invitarnos a desayunar. Sabíamos que ellos se levantaban temprano pero no imaginamos que nos iban a sumar a semejante hazaña.
Envolvimos a los chicos en frazadas y fuimos a la cocina. Un lugar pequeño pero calentito.
La forma de construcción de las casas es diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Cada cuarto es una construcción independiente de la otra. La cocina, el comedor, el baño, el dormitorio, tenés que salir al jardín para ir de un cuarto al otro.

Nuestros anfitriones se llaman Lidia, Jorge, Lizbeth y Yesenia. Jorge nos cuenta que se van a ordeñar las vacas y que a la vuelta le gustaría que le enseñemos nuestras artesanías. Hemos
conversado sobre las cosas que hacemos y han visto las pulseras porque antes de irnos a
dormir le regalamos una a cada una de las niñas.

No podíamos negarnos. Y les pedimos si al otro día Javi no podía ir con ellos a ordeñar las vacas para filmar sus quehaceres.
Pasamos ese día tranquilos en medio de un paisaje hermoso, conociendo costumbres diferentes y haciendo buenos amigos.

quede con los niños jugando y mirando películas.
Finalmente cuando les quisimos pagar los 10 soles que habíamos quedado, no quisieron y no solamente eso sino que nos dijeron que pasemos a la vuelta y nos dieron comida para el
camino.

Estamos de nuevo compartiendo dos días con ellos, ya volvimos de nuestra travesía por Cusco y alrededores (Amerita crónica aparte) y otra vez nos reciben con mucho cariño. Los chicos son súper amigos y mañana lunes seguiremos nuestro viaje a Puno.
Hermoso relato. Mi corazón se llena de gusto por ustedes.
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