Ecuador es uno de los países más chicos de Sudamérica, es como si lo
hubiesen arrugado, nos dijeron una vez, si lo estiraran… quizás ahí si no
tendría tantas subidas, bajadas, curvas. Llegamos a este país con la idea de
poder recorrerlo lo más que podamos. Sabíamos de sus subidas y bajadas, pero no
sabíamos cómo iba a responder el Gran León llevando la casita por esos caminos.
Mirando un poco el mapa, armamos una ruta tentativa con la idea de ir
consultando cómo estaban los caminos.
Al poco tiempo de cruzar a Ecuador, el camino se torna cada vez más verde.
Y yendo para la sierra, más verde todavía.
Entramos por Huaquillas y nos fuimos hacia Loja. La primera noche paramos
en la plaza de Arenillas. Allí, mientras la gente se acercaba a la misa,
pudimos hacer nuestros primeros pocos dólares.
Al otro día salimos camino a Loja
y si bien el auto iba a gusto, también nos tocaba ir muy despacio en las
subidas, así que decidimos hacer noche en Velacruz y seguir viaje al otro día.
Eran nuestros primeros días en un nuevo país y todavía había que acostumbrarse
a la nueva moneda, los nuevos precios, las nuevas comidas y, sobre todo, los
nuevos caminos.
Llegamos a Loja al día siguiente
buscando el Parque Jipiro, lugar donde nos habían recomendado para parar. El
parque nos encantó, muchos juegos para los chicos, un río, internet, baños.
Todo genial. Teníamos el contacto del Director de Cultura y queríamos ver la
posibilidad de hacer algún taller o poder proyectar nuestros documentales.
En la Casa de la Cultura nos
recibieron de maravillas. Enseguida se engancharon con todas las propuestas que
llevamos y como íbamos a ir a Vilcabamba, también nos consiguieron lugar para
proyectar ahí.
Nuestra propuesta de taller sigue
siendo la de hacer un cortometraje en 3 días. Ya lo habíamos hecho en Perú,
pero está iba a ser la primera vez en Ecuador. Nos pidieron que hiciéramos un
video para promocionar y nos entusiasmamos con la idea.
Uno de los días que estuvimos en
el Parque Jipiro, se acercó una familia a saludarnos. Querían saber más
detalles del viaje y quizás también buscaban un empujoncito para animarse ellos
a salir a las rutas. Con Jorge, Eli y sus niños charlamos un rato. Tahiel
enseguida comenzó a hacer algunos trucos de magia a sus hijos. En unos minutos
éramos todos amigos de toda la vida. Nos invitaron a ir a su casa y arreglamos
para hacerles una visita, luego de dar el taller de cine y de nuestra visita a
Vilcabamba. Nos pasamos los contactos y nos despedimos. Al ratito, mientras con
Javi pensábamos que íbamos a cocinar, se aparecieron nuevamente con un pollo y
papas fritas para almorzar todos juntos. La verdad que nos alegraron el día,
seguimos charlando de viajes, de rutas e hicimos planes de futuros encuentros.
Nos fuimos unos días a Vilcabamba
y volvimos a Loja para proyectar Vientos de Albardón y realizar el taller.
Fueron dos experiencias muy enriquecedoras. A la proyección se acercó bastante
gente y tuvimos la sorpresa de contar con la presencia de Jorge y familia y de
unos chicos que ya habían visto el documental en Vilcabamba.
Y al taller concurrieron 14
personas. Hasta el momento fue el taller al que más gente asistió y nos
sentimos de maravillas. Se armó un grupo muy lindo. Y la energía fluyó. La
propuesta consiste en que entre los asistentes se elija la historia a filmar al
otro día. Justo esos días se estaba conmemorando la fiesta de la Virgen del
Cisne. Mucha gente peregrina hacia Loja cumpliendo promesas o haciendo pedidos
a la virgen. En el corto que se realizó en el taller se pudo plasmar algo del
espíritu que recorre esos días en los alrededores de la iglesia de la ciudad.
Nosotros cumplimos nuestra
promesa de visitar a Jorge y familia a su casa a Catamayo. Así que dejamos
nuestra casita rodante en Loja y volvimos unos kilómetros atrás para pasar unos
días con nuestros nuevos amigos.
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