Dándole una mirada al mapa, buscando las últimas playas para conocer en
Perú, nos encontramos con Punta Sal. Según las fotos que aparecían en el google
maps, parecía un lugar para no perderse. Así que con nuestra casita recién
pintada salimos de Máncora con rumbo a Punta Sal unos 30 km hacía el norte.
Luego del típico cartel que muy amablemente nos da la bienvenida, nos
encontramos con una barrera y un guardia de seguridad al cual saludamos y
pasamos. Este pequeño detalle ya nos estaba hablando de que era un lugar algo
diferente.
La noche ya se estaba acercando y queríamos encontrar algún lugar cercano a
la playa para poder estacionar. Pero Punta Sal no tiene ninguna calle que salga
directamente a la playa, es decir que no podés acceder con los vehículos hasta
la arena. Tampoco existe un malecón. En la playa hay casitas, hospedajes, restaurants
que tienen su salida al mar.
Viendo que no sabíamos dónde estacionar, comenzamos a preguntar. Muchos nos
contestaron que no se podía acampar en ningún sitio, pero nosotros no perdíamos
la esperanza de encontrar algún lugar. Habíamos podido chusmear un poco la
playa y parecía hermosa así que no nos queríamos perder la posibilidad de
conocerla. Así que volvimos a preguntar y nos explicaron que había una calle
tranquila en la que íbamos a poder quedarnos. Y así fue, encontramos un lugar
que aparentemente no molestábamos a nadie.
Nuestra preocupación últimamente es cómo cocinar porque se nos acabaron los
repuestos de gas butano de la cocinita de camping y no se consiguen o están muy
caros. Entonces Javi estuvo googleando y armo una hornalla casera con latas y
alcohol, funciona bastante bien, solo que hay que ir renovando el alcohol a
medida que se va consumiendo.
Mientras terminábamos de acomodar las
cosas para ya meternos dentro de nuestra casita, vi que en frente había un
hospedaje que se llamaba La casa de Jerry. Le dije a Javi, quizás mañana
podemos pedir de cocinar en ese lugar.
Al otro día calentamos agua en nuestra cocinita casera y me fui a buscar
donde comprar pan. Al lugar lo pude encontrar preguntando porque no tenía ningún
cartel que alertara que allí se vendía pan. Fue el pan más caro de Perú.
Evidentemente estábamos ante un lugar muy lindo pero muy top también.
Con todo preparado para nuestro desayuno nos fuimos a tomarlo a la playa, a
la cual salías por un pequeño pasillo entre las casas. Nos encontramos con un
lugar espectacular, súper tranquilo, con un mar hermoso donde reposaban algunos
barquitos y veleritos.
Desde la playa pudimos ver que el hospedaje “La casa de Jerry” tenía una
onda espectacular, pintado de colores llamativos y con mesas y sillas de
distintos tipos.
Mientras desayunábamos se nos ocurrió decirle que podíamos hacerle fotos a
cambio de que podamos cocinar, usar las instalaciones y bañarnos.
Terminamos el desayuno y Javi salió a vender por la playa (no había mucha gente,
pero había que intentarlo) y con los chicos nos fuimos al mar. El agua
estaba fría, pero hacía mucho calor así que nos metimos un ratito.
Javi volvió con algunos nuevos soles en el bolsillo y fuimos a encarar a
Jerry a ver que nos decía.
Resultó que Jerry se enganchó al toque con la propuesta así que ya teníamos
un lugar para poder cocinar, bañarnos y sobre todo estar durante el día ya que
hacía bastante calor y en la casa estaba insoportable.
Ese mismo día Javi comenzó a sacar las fotos del lugar. Conocimos a unas
chicas argentinas que estaban trabajando de voluntarias. Y nos
volvimos a encontrar con Mona y Marcos de Lectura Rodante; Pame y Facu de
Proyecto Cumbiancha y con Anita y Jere que todos ellos estaban parando en La Capitana,
la casa de un matrimonio, Laura y José, arriba del cerro. Un lugar hermoso que
tuvimos la suerte de conocer también y de disfrutarlo un rato. También conversamos con Laura y José, los dueños del lugar, quienes nos recibieron de
maravillas y Laura al ser ecuatoriana nos pasó contactos para poder desarrollar
nuestro proyecto en Ecuador.
Tahiel cada vez se interesa más por la magia, ve videos por internet y va
aprendiendo trucos. Tenía un mazo de cartas españolas pero la mayoría de los
trucos se hacen con las cartas de póker, así que fuimos al mercado del siguiente
pueblo, Cancas, porque en Punta Sal no hay mercado, y allí encontramos las tan queridas
cartas Casino!!!
Al otro día Jerry, al verlo que estaba todo el día con sus cartas
practicando, le regalo 4 mazos más. Así que poco a poco se va convirtiendo en un profesional.
En una de las visitas que le hicimos a los chicos en La Capitana, ¡tuvo la
oportunidad de realizar su primer show en público!!!!
Finalmente nos quedamos varios días en Punta Sal, disfrutando de sus playas, vendiendo y despidiéndonos de Perú.
Finalmente nos quedamos varios días en Punta Sal, disfrutando de sus playas, vendiendo y despidiéndonos de Perú.
hola! queria preguntar la direccion de la casa de jerry si la tienen. Gracias
ResponderEliminarPara no perderse es la ultima casa o la primera de la playa, depende desde donde te pares. Al lado del hostal hay una especie de arroyo que suele llenarse en epocas de lluvia. Tiene un cartel que la identifica hasta donde pueden llegar los vehiculos.
ResponderEliminar